Estoy encantada con el resultado de esta pedazo editorial. Como carta de presentación para Casadeira quería algo diferente, una sesión con toques de color, pero sin perder la elegancia y el aura que debe transmitir una novia.
Como inspiración tenía mil cosas rondándome la cabeza: palmas, musas, madera, el tan aclamado greenery, quería hilo blanco y madera… pero no acaba de encontrar el concepto. Yo soy fiel defensora de que las casualidades nunca lo son tanto; cuando te enfocas de verdad en algo aparece, pero porque siempre había estado ahí. Y así sucedió cuando empecé a montar Présence Africaine.
Una noche al llegar a casa mi madre estaba viendo una reposición de Palmeras en la nieve. Me senté a su lado en el sofá mientras hacia el paneo diario de redes sociales cuando me topé con Verbena Madrid y sus coronas. Era eso.
En pantalla, esas villas coloniales. Supe inmediatamente lo que tenía que buscar, y lo encontré en La finca el Chaparral .
Junto a los maravillosos vestidos de Cotonnus y los zapatos de Just Ene tenía la novia africana colonial.
Espero que esta primera parte os guste tan solo un
poquito de lo que me gusta a mí, ya os advierto que estoy enamorada del resultado a niveles poco sanos. La semana que viene os sigo contando las casualidades que me llevaron a encontrar al resto de este lujo de equipo.